Imagina un pequeño estanque de agua turbia de oscuro color marrón, si la miras fijamente puedes ver el lodo bailando en sus entrañas. En este pequeño lago de agua estancada hay miles de pececitos nadando a toda velocidad, y sobre la superficie, flores de loto, blancas grandes, abiertas y en calma, entre ellas estás tú, la flor de loto más bella que he visto en mi vida; con una luz y una fuerza capaz de florecer en medio de la adversidad.
A unos pasos de ese pequeño estanque hay un río: puedes escuchar el sonido del agua golpeando contra las piedras y sentir la brisa cargada de bruma sobre tus mejillas. El agua de este río es torrentosa, transparente, fresca y dulce. En este lugar vive un clavel, uno de tu color favorito, hermoso, fragante, delicado y salvaje al mismo tiempo.
El clavel y el loto se conocieron un día en el que el río creció y terminaron juntos en el estanque del loto. Desde ese momento no quisieron separarse, pero había un problema… el clavel no podía sobrevivir en el ambiente del loto ni el loto en el río cristalino.
Un día, el clavel entendió que debía irse, pero en el camino para volver a su hogar encontró que entre el río y el estanque se había formado otro lugar, uno que tenía lodo pero que también recibía agua fresca del río de vez en cuando, la cantidad justa para que ambos pudieran sobrevivir.
El clavel muy contento por ese nuevo hallazgo fue a contárselo al loto, intentando convencerlo para que fuera a explorar ese lugar, pero el loto tenía mucho miedo y prefirió no ir.
El clavel entendiendo que cuando uno ama debe dejar el espacio para que cada uno sea y haga lo que tenga que hacer, regresó a su hogar, pero esta vez prefirió quedarse en el nuevo estanque. Había descubierto que con la corriente del río su vida sería más fugaz y corta; mientras que en el nuevo lugar había un equilibrio entre la paz y la aventura. Independientemente de si algún día el loto se decidiese a ir, el clavel había encontrado un sitio mejor.
La vida está llena de polos opuestos, no hay felicidad sin tristeza, no hay paz sin miedo. Es maravilloso que exista la luz y la oscuridad, pero lo importante es aprender a que no debemos buscar llegar ni a un extremo ni al otro, donde mejor estamos es en el centro.
Frances